Fetichismo de barrio
La vida de barrio es una vida sensible. Frente a la necesidad de entumecer nuestros sentidos ante la multiplicidad de sensaciones que nos ofrece la gran ciudad, el barrio se ha mostrado, tradicionalmente, como un espacio afable, cercano, emocional. Su conformidad como ámbito de relaciones sociales cuasi-primarias, a caballo entre las familiares y las secundarias e instrumentales y oportunistas típicas del mundo laboral o de los grupos de iguales, es lo que ha permitido su cierta fetichización, una dinámica que muestra una gran diversidad de consecuencias.